Hija de Isabel y Fernando estaba predestinada a ser la más envidiada de las mujeres. Pero el amor le jugó una mala pasada y la historia la señala casi con desprecio como “JUANA LA LOCA”
Cuando cumplió dieciséis años se concertó el matrimonio con el archiduque de Austria conocido con el apodo de Felipe “el hermoso”.La boda obedecía a propósitos políticos. Pero Juana se enamoró perdidamente de su esposo, aficionado a los deportes tanto como a las mujeres.Se metió a la cama con cuanta cortesana se atravesó en el camino.
Entonces desató la locura de Juana presa de una pasión desmesurada.Vigilaba y perseguía a su marido, hurgaba en sus ropas y cajones…Cierta vez agredió a una dama de la Corte ante la sospecha de que Felipe mantenía relaciones con esta mujer.
Cortó el cabello de su rival con sus propias manos.
No hay visión mas aterradora para una mujer que el miedo de perder el ser amado. No es la consumación de la infidelidad lo que atormenta sino el temor de que otra sea la reina de su corazón.De allí la obsesión de entrar en sus pensamientos para controlar sus sentimientos y emociones.
La crónica dice que Felipe murió joven víctima de alguna peste de la época. Juana permaneció a su lado no se aseaba ni se cambiaba de vestido. Pegada al féretro de su esposo como antes a su lecho no permitía acercarse a ninguna mujer. Felipe descansaba ya, Juana también; ahora ninguna podría arrebatarle su amor
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